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  • Reapertura del transbordador

    El histórico viaducto móvil, único en América Latina, ya hizo el primer viaje que cruza el Riachuelo tras casi 60 años en desuso.

    Entre las décadas del 30 y del 50, más de 10.000 personas viajaban todos los días a la Isla Maciel. Era un ejército de mujeres (pocas) y hombres (la mayoría), muchos ya vestidos para empezar con su jornada. Algunos de azul (los de los talleres navales), otros de blanco (frigoríficos), o con los guardapolvos bordó que usaban en las fábricas. La Anglo, Ciabasa, La Blanca eran algunas de las firmas que funcionaban en esos edificios altos, fríos y a la vera del Riachuelo. Casi todas esas fuentes laborales dejaron de existir y unas pocas sobreviven con otros nombres (como Exolgan) y otros dueños. Ya no llegan los colectivos llenos, se oxidaron los galpones, cerraron los bares, también los negocios en los que vendían uniformes y alpargatas. Roberto Arlt sintetizó en su aguafuerte Grúas abandonadas en la lsla Maciel: "Todo alrededor revela la destrucción aceptada". En ese mismo texto, escribió sobre las calles "más misteriosas que refugios de pistoleros" y la mención al hampa no es casual. Uno de los grandes estigmas de la isla es su alto nivel de delincuencia. El otro es el prostibulario, aunque las chicas también emigraron hace décadas en búsqueda de un mercado más activo.